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23/12/07

Discursando vengo, palabrería presento: Por el Duero baja la corriente, que habla. 2º parte.

Introducción para los trasnochados: El señor Andrés Duero, perito espacial y considerado uno de los hombres más inteligentes del mundo, dejó entre 2000 y 2003 16 discursos con el objetivo de hacer cambiar el mundo, usando un cierto sentido del humor. En cada parte pondremos dos de sus discursos. Durante ocho días sus ojos tendrán que captar las hermosas combinaciones de letras del tertuliano de la calle.

Hoy copiamos íntegramente dos discursos que tocan temas de la más ardiente actualidad. ¿Quién no ha reclamado un cómic en estos días? Tengo entendido que hasta el antílope que reside a 3 kilómetros de mi casa se ha quejado por una mala decisión de una editorial. En este caso le tocó una mala ordenación de las viñetas en la página 210 de los “Irresponsables Irreducibles”, de David Ginés.

El otro tema es el de las apariencias. Maestro Duero flojea y nos lanza un discurso que se encuentra entre los peores, junto a “Dátiles que queman el seso”, que ya publicaremos en la cuarta parte de este hervidero de polémicas que son los discursos de Andrés. Personalmente, no veo mucha coherencia en sus contenidos. Pero los traspiés se perdonan. Perdonado está. Que tenga un buen día, Maese.

Editoriales menos adecentadas

Has abierto tu bolsillo al mundo externo, al que te vende el tebeo.
Pagas. Recibes el premio. Lo abres. Te quejas. Te responden.
Te aconsejan. Dudas. ¡Ven conmigo, deja de dudar!

Si el cómic tiene un fallo como el collar de la vampiresa
te dicen que debes enviar el código de barras del ejemplar.
Pero no te conformes, ve a la editorial y suelta al jaguar.
Han trabajado para joderte, trabaja para joderles.

Mójales las imprentas, méales la cabeza de errado.
Quémales el oído a quienes sufren sus tebeos.
Que dejen de oír el tintineo de las monedas.
Si hace falta, justifica el arañazo del gato de la mujer
del empresario a éste. Aplaude, sin que la duda llame a tus sesos.

Dieciséis horas de Zarasutra les daría yo, pero no puedo.
Entendiendo el verbo de dar, te dejo la responsabilidad. Al ruedo.
Imbéciles, no tienen más palabra que la de joder al cliente.
No obstante, éste es nervudo y va en bicicleta de dieciséis marchas.

Temed. Las bicicletas se acercan. Tirad el trabajo. Hemos vencido.
Vuestro miedo es nuestra victoria.

Pinchando apariencias

Al débil forzudo le debes volver más humano, pincha en sus músculos. Cuando el dolor punzante penetre la plenipotencia del papel, que las apariencias no te engañen. Este hombre forzudo que te venden como el paradigma de lo perfecto no trasciende más allá de las simples dos dimensiones, en donde pierde todo el valor que debería tener. Ahora sabes que es mísero papel.

Por el bien de todos, quémalo. Haz confetti. Recíclalo. Dibuja cualquiera cosa. Kanchelkis. Tu pis chorreará sobre el macho de papel. Escupe. La bilis, se entiende.

Perdonen la interrupción. Cuando digo una serie de ideas, no puedo evitar mencionar Kanchelkis. ¿Podemos seguir?

Lo único real que veis está en la calle. Incluso con este discurso bien aprendido, hemos de evitar a aquellos que no hayan obtenido su cuerpo por métodos convencionales. Pero el prejuicio ataca. ¿Cómo sabemos si mi forzudo preferido se ha tomado doscientos kilos de esteroides? Mejor retiremos mi alegato.

Meado queda el forzudo de papel. No confundir con la realidad, mis amigos.

En la próxima entrega, otros dos discursos:
Que el cerdo de tu jefe croe
Lijando a las guerras, callando al tanque

Cartas de los lectores sobre la sección:
Juan Pérez García

Quisiera quejarme despacio y sin dolor. La descripción que habéis dado de este señor sin duda le sobrevalora. Sus discursos me parecen superficiales, estúpidos, con contradicciones e hipócritas. Además no tienen originalidad. La Tierra está apañada si gobiernan hombres como éste.

Envía tus cartas a Periódico Korreo del Pardo.
Dirección física: Calle Falsa 124, 23942. El Pardo, Madrid.
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Contacto vía web: www.korreopardo.com

En cualesquiera de los tres medios, poner como asunto: "Carteando con el discurso".

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