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24/12/07

César Mendes, al César lo que es del César.

Nacido en 1572, hijo del legendario pirata Francis Drake, César Mendes es uno de los mejores dibujantes de cómics que tenemos en el panorama español. ¿Les ha sorprendido lo del pirata? Bueno, eso tiene su explicación -aunque costó horas y horas de esfuerzo asumirla-: A los 11 años, César se encontró con un aparato extraño. Por aquel entonces se llamaba Richard Drake. Su curiosidad le empujó. Probó con los mandos de control del trasto. Uno de ellos decía “+400”. No sabía para qué servía, así que apretó el botón rojo, que se encontraba al lado del dichoso número, por inercia. Se trasladó a 1983, 400 años después.

No seguiremos con la historia por falta de ganas. Decir que se cambió el nombre en 1984, a los 12 años.

Hablemos de su carrera profesional. Con 15 años empezó a dibujar. Con 21 presentó su primer trabajo profesional, la Bola. Considerado uno de los mejores tebeos de la historia, era una saga de 100 tiras en la que una bola, puesta sobre una mesa, opinaba sobre el mundo de una manera arcaica. En las tiras numeradas con números primos (como la séptima) aparecían humanos. La Bola cambiaba radicalmente de actitud para pensar en un mundo mejor para ella. Odiaba al humano. Sin embargo, eso de los números primos tuvo una excepción. En su última tira, la número 100, aparecía un humano que pateaba a la bola. Éste era un gitano.

Y he aquí el inicio de otra de sus creaciones y una de las más emotivas, “El Quinto Gitano Eterno”. Trataba sobre la historia de un gitano que fue el elegido para caminar por la calle con una navaja de Albacete. En 21 tiras, la creación de una mala familia asaltaba a ciudadanos de bien. Hasta que se la pegó con un olmo.

Siguiendo su tónica, inició otra saga llamada la ley del “Olmo”. Hablaba de un árbol, conocido como olmo, que por culpa de la ineptitud municipal estaba mal situado y provocaba múltiples accidentes. Durante 154 tiras, encandiló a muchos aficionados al tebeo. Acabó con una galante decisión del alcalde, en la que mandaba colocar al olmo en el sitio que le correspondía. En la misma viñeta, un niño leía un cómic desconocido para el mundo.

Este cómic se llamaba Plajio de Blueberry. Aunque suene mal -tengamos en cuenta que Blueberry es uno de los cómics más conocidos-, en realidad no tiene ni un elemento de Blueberry. Se inspira más bien en Mortadelo y Filemón y Watchmen. Duró 122 tiras, cada una más corta que la vecina del quinto. Les dejamos con la historia: Una conspiración secreta acaba por perseguir a tres burros que dominan el árabe. Son considerados terroristas. Lo malo es que por cada burrada -nunca mejor dicho- se persiguen continuamente y olvidan la conspiración. Un ejemplo de estos diálogos:
Burro 1: Tu pestaña no es maja.
Burro 2: ¡Hi, hi! ¡Te mato!
Burro 1 fue pisado.

En la viñeta original se aprecia de otra manera, pero hay que hacer lo que sea para que nuestros lectores comprendan esto en formato texto. La palabra “Plajio” que hay en el título es una clara crítica humorística hacia el lenguaje mal usado.

Bueno, a lo que íbamos. El cómic acaba con cinco pollos que roban protagonismo a los burros. De ellos no se sabe nada ya. Así empieza otra de sus obras, “Cinco pollos”, que muestra la historia de una lucha inútil por no acabar en la olla. En 101 tiras narra una bonita historia por la supervivencia. Usamos el presente, porque a fecha de hoy aún tiene que salir la última (la número 101). Que dará lugar a otra saga, como siempre. Por cierto, una curiosidad única relacionada con la saga de los polluelos es que cambian el título con cada pollo que se va al fuego. Así, ha tenido los siguientes títulos:
¡Voló! Cuatro pollos vivos hablan.
¡Plañideros! Así son los tres pollos.
En un mal ambiente se hallan nuestros dos pollos.
El náufrago en el duro corral, el pollo.
Todos cocidos, cero.

Bonitos, ¿verdad?

Su estilo es bastante original, cuando termina una de sus sagas empieza otra. Así, toda su bibliografía se puede entender como un gigantesco cómic. En donde un capítulo se puede llamar “La Bola” y otro, “Plajio de Blueberry”. Es de suponer que en el final de su carrera, lance su bestiario. Yo le pondría de nombre: “Sherlock Holmes en gitano, venturas del mundo”. Y he aquí una pequeña cronología sobre su biografía. Hay que cerrar la persiana, amigos.

Bibliografía:
La Bola (1993)
El Quinto Gitano Eterno (1995)
La Ley del Olmo (1996)
Plajio de Blueberry (1999)
Cinco Pollos (2003)

Futuros proyectos:
El gallo bravo (Proyectado para enero de 2008)
Patatas hervidas y universidades (sin fecha)

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