Fieles, vosotros me adoráis tomándome como un ser perfecto que todo lo arregla. No tenéis ni idea. Estoy en crisis, me han puesto teléfono por lo que a partir de ahora tengo que llamar a vuestras casas para decidir el destino que tendréis al morir. Para colmo de males, me amenazan con cortar el teléfono. En la misiva que me han enviado desde una compañía terrestre dicen que se ha llegado a esa situación porque les debo tres mensualidades. Ya notaba yo algo raro en el tema de la contabilidad estos últimos meses.
No me di cuenta en su momento cuando uno de mis ángeles dijo que se iba a Tailandia, y debí hacerlo. Como dicen en la tierra, “las pequeñas cosas al inicio sirven para realizar grandes cosas al final”. Mi sentido común me apuñaló esta vez. El caso es que se me antojó mirar las cuentas, y descubrí que había menos dinero de lo habitual a la vuelta de las vacaciones. Como puedo ver los gastos de mis ángeles, también vi que uno de ellos se gastó una gran cantidad de dinero en “jovencitas apasionadas”. Crispín se llamaba mi subordinado, que era el jefe de contabilidad del Cielo. Fue el que pasó sus vacaciones en el país asiático ya mencionado.
Empezaba a relacionar conceptos. Echando una ojeada a mis datos, descubrí que Tailandia era un hervidero de prostitución de menores. Crispín culpable era. Si es que ya no respetan ni los mandamientos del Novísimo Testamento, más progresista. Qué panda de pervertidos, que se han dejado tentar por lo más bajo de la condición humana. Les bendeciré por siempre el invento del lenguaje, pero maldeciré su perversión.
Bueno, vayamos a otro punto que es responsable de mi crisis. La Iglesia me da la espalda y mis creyentes van reduciéndose en número. La ciencia ha avanzado y mis cuentos cada vez tienen menos credibilidad. Newton y Charles Darwin ya me asestaron en su momento hondas puñaladas. Pero el golpe de gracia vino en el siglo XX, cuando se avanzó más que en miles de años y algunos países rendían pleitesía a la ciencia. Me estoy quedando sin apoyo. Si un día me quedo sin fieles, moriré. Desapareceré. En realidad, aunque tenga poderes como los habéis visto a lo largo de estos tiempos, dependo de la raza humana. Si ella se extingue, mi existencia desaparecerá sin remedio. Necesito cuentos que contar para poder justificar mi existencia. He elegido a algunos hombres como Jesús, Mahoma o alguien con granos, del cual ignoro su nombre, para que difundieran mi palabra. Eso sí, para cada uno di una versión diferente.
Es una tarea que me divertía. Era todo un sátrapa. Pero como todo, me veo sujeto a la más cruda realidad humana. No soy inmortal, no creé ningún universo. Os he engañado durante miles de años. Como los ateos cada vez son más, me veo obligado a confesar la verdad. Estoy en crisis.
Las locuras del jardín inexistente, más información en su editorial preferida.
¡Nos han invadido!
Noticia de IMPACTO, nos hemos mudado a Wordpress. Si queréis seguir con CDE, Cerebro de Espuma II
16/12/07
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