Nosotros nunca nos entendemos. Siempre decimos que en las vacaciones vamos a hacer esto, eso otro, aquel tal... pero como ya se sabe, es más fácil decir que hacer. Y lo hacemos en épocas en las que aborrecemos el trabajo, los estudios o cualquiera otra monserga con el supuesto objetivo de contribuir a la sociedad (¿me pregunto qué pinta un intorvertido como yo en la "sociedad" de masas?). Nunca nos concentramos en la monserga, para pensar en un futuro donde todo nos parece optimista, eliminando estas variables negativas que seguramente estarán en este futuro. Somos así, siempre miramos por lo nuestro, y si miramos lo nuestro siempre queremos lo mejor. Miramos siempre por el ego, por nuestro beneficio personal.
Mientras en el trabajo no hacemos ni el palo o sobreactuamos para que parezcamos los mejores currantes, pensamos siempre en lo que vamos a hacer en las vacaciones (pasarlo bomba en Hawaii, conseguir alguna chica, tener tiempo libre para aprender esto que siempre hemos deseado,...). Finalizado el trabajo, la cosa que tanto hemos deseado, empezando a pensar en estas semanas maravillosas que se nos avecinarán en donde podremos ser el rey de los Vagos. No obstante, a partir de aquí vemos cómo nuestro discurso triunfalista se cae por su propio peso. Caemos en vicios de los cuales hemos disfrutado todo el año en nuestro tiempo libre. Puede ser cualquiera, en mi caso el del PC. Hago la misma mierda TODO EL AÑO, aunque hay veces en las que innovo y escribo de vez en cuando aquí.
Sin embargo, para que nos entendamos más, os pongo mi ejemplo. Resulta que durante el curso pasado algunas veces pensé en aprender PHP intensivo para el verano. Pasaron los meses, durante el curso fui a alguna tímida referencia de PHP, pero no respondí bien. Cuando la primavera murió y el verano entró con toda su fuerza, el curso de PHP que debía tomar no lo tomé hasta la Campus Party, y encima fue tímido. Lo que dije de "intensivo" fue otro de mis discursos inválidos, que se fueron por el váter. Palabras vacías para entretener a mi cerebro, que a veces se hace espumoso, como hemos visto en este verano, donde mis neuronas querían relajación. Me costó más de lo normal someterlas a un esfuerzo normal.
Deben de estar bailando merengue. Lo positivo de eso es que a veces conocemos sensaciones inesperadas en vacaciones que quizás eclipsen las sensaciones que ya preprogramamos y planificamos para esta etapa en el que el nivel de curro tiende a una desviación de -1, lo cual en argot moderno o menos friki significa prácticamente nada. Una de estas sensaciones que tengo que mencionar es la de descubrir aspectos positivos de tus amigos que nunca creías haber encontrado.
Ya que he tratado el tema más o menos con detalle (debo ver si todas estas líneas tiradas y desplegadas por ahí sirven de algo), también deberíamos comentar lo que pasa a la inversa, cuando nosotros empezamos un curso o volvemos al trabajo con las pilas supuestamente cargadas, porque nunca sabemos cómo estamos de cargados realmente. Volvemos haciéndonos una falsa ilusión, esa ilusión en la que nuestro cerebro nos hace creer que todo lo que vendrá será sumamente positivo. Los primeros días cumplimos con nuestra tarea ilusionado, haciendo lo que según los superiores debemos de hacer. Pero debemos desengañarnos y bajarnos de esta nube, porque al cabo de 1 ó 2 meses, ya estamos cansados y hastiados de repetir la misma rutina, con subrutinas iguales de repetitivas -¿ésta es la variación que nos pretenden vender?-. Hacemos nuestro trabajo, aunque se nota una bajada en nuestro nivel.
Esta bajada es cuando nuestras neuronas quieren sentarse. Están hartas de un discurso que efectivamente quema cerebros, por parte del superior. Quieren ser algo más, quieren sentarse y comer palomitas. Ésta es nuestra aspiración en la vida, si exceptuamos a estos raritos que son adictos a currar, y es la que nos provoca la susodicha bajada. Supongo que en todo caso, será por agotamiento temprano de la voluntad (se nota que no la tenemos muy entrenada hoy en día, con eso de la vida cómoda nos hemos vuelto más vagos). Al final esto repercute en que pensemos en lo que haremos cuando nos libremos a corto y largo plazo. Esto es recursivo, y el proceso puede continuar indefinidamente (trabajo sin ganas, vacaciones sin ganas y contradictorias).
Siempre me queda tomar paracetamol para olvidarme de la realidad, la cruda realidad. Pero no sé si el paracetamol es alucinógeno. Si no lo es, quizás me salgan siete cuernos. Una cornamenta que no nos cambia nada, nos sigue haciendo ver la realidad. Esta realidad que supuestamente está destinada a gitanillos, pero que también es parte de todo hijo de vecino. Lo que podemos hacer para solucionar esto es por supuesto entrenar la voluntad. ¿Cómo? Primero debemos proponernos metas cortas, como no comer chorradas en varios días y bajar un par de kilitos. De esos kilitos que ganamos con la recursividad. Si la cumples, puedes decir que has ganado 10 puntos de voluntad (¡anda, como en un buen RPG!). No nos debemos quedar en esto, debemos proponer algo más alto, como terminar nuestros proyectos.
Los proyectos son estas cosas que los frikis empezamos en gran cantidad y no terminamos en similar cantidad. La voluntad debería ayudarnos a corregir esto. Si tienes que hacer un proyecto en el PC, lo que aconsejaría sería que te olvidaras de estos elementos que distraen la atención (como el lector de RSS, el navegador o la mensajería instantánea). Una solución sería desconectar el cable de nuestro módem, aunque lo malo es que ya es más difícil encontrar documentación con este método. Pero nos ayuda a estar concentrados en lo que hacemos. Otro consejo bueno es que nunca debemos empezar varios a la vez, aunque estemos tentados por algo parecido a Satán como un curso de programación.
Debemos centrarnos en uno, así es más posible que lo que hagamos salga bien aunque es probable que fallemos. Pero los fallos son parte de nosotros, y si vemos uno no nos debemos rendir. Debemos buscar el error como sea, y no parar hasta que lo solucionemos. ¿Acaso el gran proyecto del Linux no tuvo baches? Claro que los tuvo, y muchos. Pero un equipo bien coordinado supo resolver esto. No nos debemos desilusionar, en la vida habrán muchas veces en las que tendremos que buscar las cosas por nosotros mismos. En cualquier momento, es posible que la rica pasta que te preparen tus padres no la disfrutes nunca más. Para evitar esta mala sensación, debemos intentar pensar en cómo lo preparaban nuestros padres e intentar mejorar lo que ya se había hecho. Para que disfrutemos una pasta igual o mejor de rica.
Firmemos el final a este mensaje larguísimo. Quizás sea otro discurso de los míos en donde hablo de más, porque no soy de los que quieran cambiar realmente. Soy un vago, lo sé. Pero espero que este texto le sirva a alguien para cambiar, aunque no me aproveche ni de mis propias palabras. Si a alguien le ha resultado útil, que me comente aquí mismo y le daré mi aprobación. Porque estas palabras escritas en plena madrugada no deberían caer en el vacío sino ser útiles.
Las locuras del jardín inexistente, más información en su editorial preferida.
¡Nos han invadido!
Noticia de IMPACTO, nos hemos mudado a Wordpress. Si queréis seguir con CDE, Cerebro de Espuma II
3/8/07
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