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12/2/08

Representación de arte dramático: "Los Nacionalistas"

Acto 1: Las habladurías son malas.

Entra Samuel

Samuel: Ay, ay, dolor profundo tenemos. Lloremos vomitando sobre esa nación cerda que se hace llamar Zapata.

Emiliano: No dejes que pisoteen nuestra cultura, Diego.

Diego: Duendes, parad la pierna mecánica gigante.

Emiliano: Baja la voz, Diego. Que estos sucios imperialistas están atentos. Y en cuanto a ti, Samuel, da el discurso sobre la gloria de Valledo. (en voz baja) No hables de dinero.

Samuel: OK. Entre montañas, valles y ríos sólo nosotros podemos comprender estas preciosidades. De fuera, nos envidian. Por eso afilan sus espadas cuando nos ven, para luego destruir nuestro entorno...

Alguien tala un árbol fuera.

Emiliano: Insonoricen la sala.

Un poco después...

Samuel: ¿Puedo continuar?

Emiliano: Claro.

Samuel: ...Decía que nuestros enemigos afilaban sus espadas para destruir el entorno tan nuestro que nos hace único. ¿Me siguen? Veo que sí, a continuar se ha dicho. Codician nuestros papeles, nuestra literatura. De la cual no saben nada. Para nosotros es algo más que letras, es la clara muestra de unos valores que aguantarán tempestades variadas... ¡Y qué decir de la gastronomía! ¡Única e irrepetible!

Repartidor: Señor, la pizza que usted encargó.

Samuel: ¡Déjela en la mesa!

Repartidor: Se ha levantado borde hoy, sin duda.

Samuel: ¡Calla! ¡No estoy bien! Sólo es eso.

Repartidor: Uy, qué miedo, me iré.

Samuel: Como iba diciendo, he de hablar de la gastronomía. Nos enorgullecemos del paté de cerdo, de la pizza auténtica, de nuestro chorizo dulce, de las galletas caramelizadas con un grano de sal en el centro, etc...

Espectador: ¡Farsante! ¡En la pizza pone "Telepizza", empresa de Zapata!

Samuel: Cálmese, sobre esto tengo que explicar una cosa. Zapata invierte una gran suma de pasta en Valledo. Como Telepizza es de las pocas empresas que aporta a nuestro pueblo más de un 10% de sus beneficios anuales, pues compro las pizzas en este lugar.

Espectador: ¿Aceptamos barco como animal de carga? Supongo que sí. Siga.

Emiliano: Qué cortes pega Samuel a sus acólitos. Diego, firma los contratos pendientes con las multinacionales. ¡Que nos den dinero a espuertas!

Espectador: No siga. ¡Usted sólo quiere dinero y vende popularismo barato!

Diego: Duendes, haced caer el peso de 16 toneladas sobre el alborotador.

Samuel: ¿Podemos continuar? Y tenemos un idioma propio que debe ser conservado aún por encima del castellano, el bokononio. Ahora unas palabras de ese idioma...

Suena un móvil.

Mujer de Samuel: ¿Cuándo vas a comprar algo en bokononio, aunque sea un folleto?

En un gallinero...

Fotógrafo: ¡Qué cara se le ha quedado a Samuel! La capturaré.

Emiliano: ¿Que está pasando? Demasiadas interrupciones.

Diego: Hace decenas de años, Vladimir y Estragón sufrieron algo parecido. Cuando parecía que todo iba bien -Godot iba a venir- pasaba algo de repente. Samuel no ha podido completar el discurso como él quería a causa de numerosas interrupciones casuales.

Emiliano: ¿Qué hicieron ellos?

Diego: Discutieron sobre el absurdo de la vida. Hicieron todo tipo de comentarios jocosos.

Emiliano: Vale, se me ocurre una idea. Enseñamos el funcionamiento de nuestra pierna mecánica gigante. Además de hablar de absurdos y tonterías.

Acto 2: Moralismo sobre la locución. Cualquier titulo sirve para esto, nota.

Diego: Duendes, arrancad la pierna mecánica.

Duende Fox: ¡No queremos trabajar para ti! Y trabajan a toda máquina.

Diego: Emiliano, ése ha sido un homenaje a Samuel Beckett.

Emiliano: Tengo un dedo suyo en mi casa.

Diego: ¿Y por qué no se molestó en conocer "Esperando a Godot"?

Emiliano: Porque uso los libros como calefacción. A veces me salen más baratos que el carbón. Por cierto, es indiscutible el hecho de que está mojado.

Diego: Estoy seco.

Emiliano: ¡Mojado!

Duende Leo: Se ha jodido el abductor 16 de la pierna mecánica.

Diego: Parad la pierna. Lo siento, Emiliano. ¿Por qué compraste esto a los bengalíes?

Emiliano: Muy atrevido, señor. Una disculpa suave para luego animar el cotarro con su pregunta directa. Bueno, porque salían más económicos. La pierna alemana está a precios prohibitivos.

Diego: La función del olvido es efectiva. Filosofemos sobre el olvido.

Emiliano: Sí, ¿por qué hemos olvidado a Samuel? Hace dos horas le llamábamos héroe. ¿Y qué fue del concepto de nación?

Diego: Sólo sé que eso de la nación nos sirvió para que las grandes firmas publicitarias nos tuvieran en cuenta. Ah, ese Samuel. Creo que le siento.

Samuel: Estoy desde el Más Allá. Negocio con el narrador para que se termine todo esto.

Narrador: He aceptado sus 125 peniques. Ahora cierro. Y guardo a Samuel, Emiliano y Diego en mi caja de juguetes. A ver si se los regalo a un niño. Por cierto, me marcaré un pequeño discurso sobre la pareja diabólica de Diego y Emiliano.

Cortesía y tuteo se fundían en las valientes palabras mutuas que habían en esta pareja de cansinos llorones. Adiós.

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